Estafas legales aseguradas

El misterioso mundo de los seguros es la prueba irrefutable, aunque sutil, de la desconfianza humana por naturaleza. Porque si hay que firmar o testificar cualquier prueba para demostrar justicia y/o razón, es que algo falla y ese algo es la educación y la autoestima.

Aunque tampoco hay que pintarlo tan negativo como aparenta. La ventaja es que, bien gestionados, sirven para protegerse de dicha desconfianza de los fraudes y las negligencias. Aunque pagando un precio sobrevalorado, he ahí donde está el negocio.

La banca nunca pierde porque,

hecha la ley hecha la trampa.

#ReflexionesTécnicas

El precio de un seguro está sobrevalorado y es un negocio porque se trata de pagar una cantidad, aparentemente ridícula que acaba siendo ingente al cabo del tiempo, de dinero. Una cantidad que podríamos ahorrarnos en prevención de algún siniestro o reinvertirla en otra inversión más necesaria.

Dícese de una estafa sobre algo que no está adecuadamente explicado por algún doble interés, habitualmente lucrativo, o reflejado en letra pequeña para pasar inadvertido a ciertas voluntades por pereza o ignorancia. Legal cuando está permitido oficialmente y/o normalizado moralmente, para asegurarlo con intenciones lucrativas o algún interés a cambio.

Puestos a contratar cualquier seguro, la diferencia lo marca aprender a desarrollarse para discernir las condiciones y cláusulas respectivas, graduándose la vista si es necesario. En ciertos aspectos o ámbitos puede resultar beneficioso contar con un seguro, dependiendo del valor asegurado, como una hipoteca, un vehículo, un gran viaje que acometen riesgos inesperados, incluso dispositivos tecnológicos, ahora que se han convertido en una fuente de información personal y profesional.

Todos en cualquier momento accidental podemos necesitar recuperar o reparar un daño pero, ahorrando un seguro y sabiendo gestionar nuestra economía, se puede reponer ahorrando en comisiones y gestiones innecesarias. Estar asegurado por si acaso ocurre algún riesgo no garantiza la respectiva reposición, dependiendo las clausulas de la póliza o que no lleguemos a usar el seguro nunca, en tal caso con lo que nos ahorraríamos de no haber pagado las mensualidades respectivas, podríamos afrontar los daños que puedan causarse en algún momento.

También hay que tener en cuenta la imposiciones legales para convivir en una sociedad sociopolítica y egoísta por naturaleza, en que es necesario y agradecido contar con seguros de responsabilidad civil para evitar que los temerarios se salgan con la suya, aunque en ocasiones son los mismos temerarios que defraudan a las aseguradoras para reparar otro tipo de daños causales.

Los seguros son los únicos «por si acaso» que pueden marcar la diferencia entre salvarte la vida o arruinártela. La regla de oro es no necesitar nunca nunca un «por si acaso» pero, si lo necesitas, necesitarás tener un fondo de inversión asegurado o ahorrado. Nunca sabemos cuando vamos a necesitar un seguro de algo pero, lo que es seguro es que si no lo necesitamos nunca, podríamos cubrir varias veces el mismo problema con lo que ahorraríamos en seguros.

¿Es mejor tener un seguro y no necesitarlo nunca o tener dinero para cuando se necesite algo? Al fin y al cabo, acaba siendo lo mismo, la diferencia es que si tienes un seguro posiblemente te falte dinero para otra cosa y si no tienes seguro posiblemente no acabes necesitandolo nunca y, si lo necesitas, tengas dinero cuando lo necesites.