Está claro que no podemos librarnos del marketing en la vida porque todo lo que nos envuelve está lleno de mensajes subliminales que nos marcan el camino, pero la ética de cada uno se ve afectada por el cómo más que por el qué.
Podríamos dividir el marketing en tres clases, en realidad, hay más, pero por primera vez y sin que sirva de precedente, voy a centrarme en los extremos. Por un lado, está el marketing agresivo, el marketing de guerrilla y el marketing de corazón.
Lo llamo marketing de corazón porque es el más honesto de todos aquellos que se emplean, y deberían emplearse siempre, informando y comunicando todos los pros y contras de un producto con casi total transparencia al cliente final, que es el que paga, y por tanto tiene derecho a decidir (aunque no tenga idea, de ahí la importancia de informar), y digo casi porque también hay que mantener cierto misterio en la estrategia para crear atracción comercial, pero sin ocultar la verdad.
Uno de los aspectos más agresivos que tiene el marketing actual con los espacios monetizados, son el mercado de la compra de seguidores y el feedback contratado para recibir más tráfico a costa de la dudosa calidad del material ofrecido. Por ello, soy de los que le dan más valor a una estrategia comercial sin ánimo de lucro o con poca importancia lucrativa con el fin de informar transparentemente y reflejando un resumen potencial de las capacidades que somos capaces de aportar al social media.
En las redes sociales, los ‘Me gustas’ o ‘RT’, prefiero que me los hagan por interés propio o de los seguidores, porque así refleja que he publicado o compartido un contenido de calidad que interesa de verdad. Porque de esa manera se aprende a auditar cuando un contenido es de calidad, para hacer cambios o publicar más o menos de lo mismo.
Esta estrategia puede resultar un proceso más lento de promoción, aunque si bien es relativa al tiempo empleado en dicha promoción, y también es menos «agresiva» comercialmente para atraer tráfico que verdaderamente esté interesado en el producto personal y/o profesionalmente. Aunque a fin de cuentas el propósito económico es siempre el mismo, pero tampoco es cuestión de perder la humanidad por el marketing. Al fin y al cabo, acaba siendo lo mismo (pienso yo) que, de miles de usuarios que dan me gustas o comparten, luego en la realidad solo un pequeño porcentaje hace uso del producto y el resto se acumula. Aunque si bien es cierto, esa acumulación social ayuda pasivamente a generar más feedback secundariamente.
En resumen, la clave está en llamar la atención espontáneamente usando las herramientas del social media, y después saber gestionar dicho tráfico adecuadamente.
Otra clave, en redes sociales, está en usar menos el ‘folow’ o agregar a desconocidos. Y hacer más uso de las listas para gestionar los intereses por apartados. Al margen del feedback que genera seguirse entre cuentas, para buscar intereses o leer la info en el TL es un jaleo cuando sigues a más de 500 cuentas. Con las listas también puede convertirse en un caos absoluto a partir de cierto número de miembros alistados, pero la información está más organizada. De esa manera tenemos más accesible el Time Line de las redes siguiendo a nuestros círculos de interés principal, amistades o contactos, y el resto de intereses secundarios alistados.
Hay que tener don de gentes y asertividad para dedicarse al mundo de la venta ambulante, sea presencial o digitalmente.
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